No dejes que cierre mis párpados,
para jamás volverlos a abrir...
Quizás la odiosa locura infecte mi razón,
pero no me importa.
Simplemente quiero ver la luz del sol,
solamente ya no deseo dormir...
Nunca helar mis venas,
jamás detener mi corazón.
Preciada vida,
¿añorada muerte?
Mis pequeñas palabras,
hacen insignificante tal sentimiento.
Para poder valorar nuestro tiempo,
debemos saber que en cualquier momento...
se puede acabar.